viernes, 3 de mayo de 2013

¿Quevedo en Vigo?


¿Quevedo en Vigo?
Hace algunos siglos, un marinero se sentó en la taberna del puerto de Vigo, pidió unos huevos fritos con patatas y comió con ansia. Al terminar se dirigió lacónicamente al mesonero y le espetó: " No tengo plata, te pagaré cuando vuelva de mi embarque". El tabernero asintió y apuntó su nombre...
Meses después aquel marinero volvió y pidió la factura. Ante el cayó un largo papel, en el que se leía: Dos huevos fritos, que si me hubieses dicho  que no me ibas a pagar, no te hubiese servido; y que hubiesen dado dos hermosos pollos, que a la vez hubiesen dado otros más hermosos, con los que yo hubiese ampliado mi corral... Hubiese comprado una vaca, un carnero, ampliado mi hacienda, hecho quesos... En fin, que ni con diez años de trabajo el marinero podría pagar la cuenta que delante se le mostraba, asi que salió por la puerta y se marchó...
El mesonero no dejó ahí la cosa y puso querella ante los tribunales; y el buen marinero, o no... contó su caso a un joven castellano de curiosas lupas que por la ciudad andaba y que prometió defenderlo...
El día del juicio, la sala estaba repleta, el tabernero sonreía confiado, y el deudor nervioso en su estrado maldecía porque su abogado no llegaba... El juez, con ansia por marcharse de puente, advirtió de que si no había defensa, daría el caso por ganado a la acusación...
Ya iba a levantarse el mazo cuando por la puerta entró un tal ... y de Villegas.
El juez lo hostigó por su tardanza y el de los lentes circulares se defendió diciendo que venía de plantar habas cocidas. "¿Habas cocidas dan fruto?", preguntó el juez.  "El mismo que los huevos fritos".
Supongo que es un cuento popular, o incluso algún pasaje del propio Quevedo... A mi me lo contaron en una taberna del puerto de Vigo, y como me lo contaron lo cuento...

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